Cuando se acostó el Sol
me acosté con él
y al cerrar los ojos,
las paredes no se sostenían,
maleables como la miel,
de copos de ceniza
se iba manchando mi piel,
y al ver que nadie venia
salí yo a ver que.
Plasmé a todos
en mi sueño,
a los vecinos también;
canté a coro
con el cielo
que llamaba a la tierra
bajo mis pies;
bailé solo
ante aquello,
la pesadilla del infierno
de mi fe.
Todos los pájaros
volaron el día anterior,
el resto de animales
ese mismo amanecer.
Solo escuchaba
el llanto interior
de los males
que no quería reconocer,
ni creer, ni ver...
Quise despertar
y abrir los ojos,
pero no pude abrirlos.
Quise bostezar
y estirarme,
pero solo escuchaba gritos...
"Claro que no podía abrir los ojos...llevaba todo el tiempo con ellos abiertos...la pesadilla se hizo realidad. Lo que nunca pasa con los sueños."
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